Como cada domingo, ¡nos tocaba excursion! A las diez pusimos rumbo a Kilkeny. Aunque el viaje fue un pelín largo, mereció la pena y sirvió a más de uno para echar una cabezada.
En primer lugar, visitamos el castillo, una enorme construcción que data del siglo XII. En él, habitación por habitación nos fuimos haciendo a la idea de cómo era la vida de quienes habitaban en ellas: desde los más humildes guardias hasta los más nobles señores.
El castillo estaba rodeado de impresionantes jardines en los que pudimos comer tranquilamente. Después, bajamos al pueblo para visitar su centro y tuvimos tiempo libre para recorrer sus calles comerciales, llenas de artistas ambulantes.
Volvimos a Rathdown a la hora de cenar. Cuando salimos del comedor, los monitores nos esperaban para ir a comprar merienda: ¡al día siguiente íbamos de paseo a la montaña!
La evening activity consistió en una entretenida clase de música y baile irlandés, muy interactiva. ¡Pudimos incluso aprender como tocar el bodhrán, un tambor típico irlandés!
Como cada noche, el supper puso punto y final al día, ¡había sido nuestro último domingo en Rathdown!